LA CIENCIA

En nuestros días, la ciencia, la filosofía, y la religión deben presentar tres vertientes algo diferentes. Cada una con atención y apego meramente sobre las bases de que pueden dar lugar a interrogantes fundamentales, pero también por sus contribuciones a la vida humana y a la cultura. En otros periodos, la filosofía y la religión compitieron por su supremacía, a pesar de aparecer en el capitulo de FILOSOFÍA, algunos filósofos y teólogos intentaron remover este conflicto al argumentar la completa compatibilidad de la razón y la fe. Sin embargo, antes del siglo IXX,  los conflictos, si existieron, eran entre la filosofía y la religión. La ciencia no se había aun convertido suficientemente distinta a la filosofía en un panorama complicado.

 Cuando la ciencia y la filosofía no son por sí mismas distinguidas, el hombre no es confrontado con tres diferentes vertientes acerca de su intelecto. La ciencia moderna como algo distinto en método y en substancia presta interes en la filosofía tradicional  y puede hacer aparición tan temprano como en el siglo  ??? Pero no es hasta con Kant que dos tipos de ciencia son plenamente separadas. No es hasta entonces que son tan definidas, que una se identifica como lo que el hombre siempre ha llamado “filosofía” y la otra gradualmente  se apropia del termino de “ciencia” y se ve así misma como una vertiente algo separada.

 Kant diferencia entre las ciencias empíricas y racionales. Esta diferenciación corresponde a la distinción de otros antes que él acerca de la filosofía experimental y la abstracta. También corresponde con otra división en experimental o inductiva y la ciencia filosófica o deductiva. Pero Kant no parece contemplar la posibilidad de conflicto entre la ciencia y la filosofía –entre el estudio experimental de la naturaleza y lo metafísico, o, lo que para él es lo mismo, entre la física empírica y la racional.

 Hume esta dispuesto a admitir solo a las matemáticas en el estatus de ciencia racional, capaz de demostrar sus conclusiones con exactitud. Él insiste en el razonamiento experimental en el estudio de la naturaleza, donde solo conclusiones probables pueden ser obtenidas. Pero no propone estos puntos críticos en términos de ciencia versus filosofía. En la metafísica tradicional esto es rechazado, no por ser filosofía mas que ciencia, sino por que presenta una falla en la filosofía  o la ciencia, resultando de un erróneo método de lidiar con los hechos.

 En el siglo IXX, sin embargo, Augusto Comte formulo una doctrina en la cual, bajo el titulo de Filosofía Positiva, explícitamente declara que solo las ciencias positivas –el estudio de lo natural, lo mental y los fenómenos sociales por medio de métodos empíricos—merecen ser llamados “ciencias” en el sentido eulogistico de ese termino. En contraste, la filosofía es mera especulación, y la religión es superstición. La palabra “especulación” es para los positivistas  solo un poco menos revelante que la “superstición”. Donde sea que la superstición implica una creencia irracional,  la especulación representa un intento furtil de la razón para ir detrás del fenómeno para descubrir las causas o substancias. Esto no puede resultar en otras cosas mas que en trabajo especulativo o conjeturas –nunca en conocimiento o ciencia, que es lo mismo para los positivistas. Por toda su muestra de lógica y sistema, la filosofía no puede producir conclusiones que tengan la validez u objetividad de la ciencia, por que intenta hacer mas que explorar y describir al fenómeno y por que intenta hacerlo sin investigación o experimentación.

 De muchas fuentes además de Comte, puntos de vista similares convergen para formar una actitud generalmente prevaleciente en el mundo de hoy bajo el nombre de positivismo. Todas sus variedades vigentes parecen tener mucho en común: la identificación de la ciencia con el conocimiento factual, y además, la restricción de dicho conocimiento hacia conclusiones obtenidas y verificadas empíricamente.

 Cualquier cosa que no concuerde con las concepciones de la ciencia es ya sea, como las matemáticas o la lógica, una disciplina puramente formal o, como la filosofía y la religión,  es conjeturas, opiniones o creencias –personales, subjetivas y hasta deseos.

 Freud es el autor en este conjunto de grandes libros que nos proveen con una declaración de positivismo y posiciona a la ciencia en contra de la filosofía y la religión. Es también cierto que él es un científico en el campo de la psicología, si partimos que la sicología vino después entre las disciplinas que, alguna vez fueron ramas de la filosofía, y ahora dicen ser ciencias positivistas. No solo tarde, sino por ultimo, según Freud, para “la sociología, que lidia con el comportamiento del hombre en la sociedad, no puede ser otra cosa mas que aplicada a la psicología. Hablando estrictamente, de hecho, existen solo dos ciencias –la fisiología, pura y aplicada, y las ciencias naturales”.

 En su Nuevas Lecciones Introductorias del Sicoanálisis, Freud concluye con una declaración de lo que él llama el “Weltanschauung científico”. En esencia, él piensa, “que acierta que no existe otra fuente de conocimiento en el universo, sino solo la manipulación intelectual de observaciones cuidadosamente verificadas, de hecho, a lo que se le llama investigación, y lo que ningún otro conocimiento puede obtener de las revelaciones, intuición, o inspiración.” Freud hace las drásticas implicaciones de esta declaración algo explícitas. “Es inadmisible declarar”, escribe, “que la ciencia es un campo de la actividad del intelecto humano, y que la religión y la filosofía son otros, por lo menos como valiosos, y que la ciencia no tiene negocio para interferir con las otras dos, que todas ellas poseen un estatus de verdad por igual, y que todos son libres de escoger cuando llegar a estas convicciones y que debemos creer.

 “Dicha actitud”, continua, “es considerara particularmente respetable, tolerante, de mente amplia y libre del prejuicio abuso. Desafortunadamente, no es consistente; comparte todas las cualidades de un Weltanschauung completamente no científico y en la practica se vuelven lo mismo. El solo hecho es que la verdad no puede ser tolerante  y no puede admitir compromisos o limitaciones, que la investigación científica ve  el completo campo de la actividad humana como  suyo, y debe adoptar una actitud sin compromisos hacia cualquier otro poder que busque usurpar cualquier parte de su provincia”.

 Como una amenaza al dominio de la ciencia sobre el hombre y la sociedad, “la religión por si sola es verdaderamente un serio enemigo”. La filosofía, Freud piensa, “no tiene influencia inmediata en la gran mayoría de la humanidad”; donde sea que “la religión es una fuerza tremenda, que ejerce su poder sobre las emociones más fuertes de los seres humanos”. La religión y la ciencia pudieran ser compatibles si la religión, le ofreciera al hombre algo “incomparablemente más bello, más confortante y más delicado que cualquier cosa que pudiera obtener de la ciencia, y solo diría: Es un hecho que yo no puedo darte lo que el hombre comúnmente llama verdad; para obtener eso, debemos recurrir a la ciencia”.

 Pero la religión no puede decir eso, Freud piensa  que sin perder “toda influencia sobre el hombre y la humanidad”, y la ciencia no puede, solo su lado se acerca a todo en sus reclamos para ser el único camino hacia la verdad. Empleando un método que “cuidadosamente examine las verdades de las percepciones de los sentidos sobre los que basa sus conclusiones”, los cuales “se proveen así mismo con nuevas percepciones... no obtenidas por medios comunes”, y los cuales “aíslan las determinantes de estas nuevas experiencias por medio de la experimentación”, la ciencia por si sola puede “llegar a la correspondencia con la realidad”.  Es “esta correspondencia con el mundo real externo a la que llamamos verdad”; y es cuando “la religión dice que puede tomar el lugar de la ciencia”.

 En un pequeño libro titulado Religión Cósmica, Einstein parecía tener una actitud más benigna hacia la relación entre la ciencia y la religión. En otro lugar escribió, “la ciencia sin la religión da lastima, la religión sin la ciencia es ciega”.

 La filosofía  no parece para Freud ofrecer al hombre una alternativa genuina hacia la verdad científica. A diferencia de la religión,  no es su visión necesariamente opuesta a la ciencia; en ocasiones se comporta como si fuera una ciencia”, y hasta cierto punto hace “uso de los mismo métodos”. Pero es hasta que hace compañía con la ciencia al retomar la ilusión,  que puede producir una completa y coherente visión del universo”, y la filosofía debe ser vista como una impostora en los campos del conocimiento.

 El panorama que la filosofía intenta construir, Freud dice, “debe necesitar caer en pedazos con cada nuevo avance en nuestro conocimiento”.  No el conocimiento por si mismo, sino la mera opinión o especulación, la filosofía no lo hace, mas que la religión, al ofrecer un substituto para la ciencia.

 William James, casi contemporáneo con Freud, también marca una precisa línea entre la ciencia y la filosofía. Escribiendo  Los Principios de la Sicología en un tiempo cuando los métodos experimentales de las ciencias naturales, especialmente la fisiología, habían sido presentados ante el estudio del fenómeno mental, se apresura a definir el enfoque de la sicología como una ciencia natural, y para separar las cuestiones que pueden ser propiamente consideradas por un científico de aquellos que pertenecen a los filósofos. Pero a diferencia de Freud, James no parece referirse a los filósofos como involucrados en un intento furtil para resolver problemas que son ya sea insolusionables o mejor dejados hasta que la ciencia encuentre los medios para resolverlos.

 Para James la distinción entre la ciencia y la filosofía no parece recaer solo en los métodos que emplea, a pesar de que los acercamientos empíricos o experimentales no tienen una variación en el tipo de problemas que los científicos toman para resolver y sobre la conclusión a la que llegan. Los problemas y las conclusiones son por sí mismas característicamente difieren de aquellas de los filósofos.

 El científico describe al fenómeno, según James, tan preciso como sea posible y comprensiblemente, pero sin ninguna implicación  de finalidad o totalidad. Él reconoce que sus formulaciones descriptivas son tentativas e incompletas, siempre sujetas a descubrir  nuevos datos o a una representación mas refinada de la evidencia. Sobre todas las cosas, él admite que solo describe, no explica—no presentando la única realidad que da al fenómeno su más profunda inteligibilidad, o acertando las causas que muestran el porque, no meramente el cómo.

 En el prefacio de sus Principios, James dice que se ha “mantenido cerca al punto de vista de las ciencias naturales a través del libro... este libro, asumiendo los pensamientos y sentimientos existentes y que son un vehículo del conocimiento. Este punto de vista científico, James admite, “es cualquier cosa menos definitivo... La información asumida por la sicología, igual que aquella asumida por la física, debe algunas veces ser arrastrada. El esfuerzo para llevarla claramente y completamente es la metafísica”.  James no implica que la metafísica no pueda “desempeñar bien sus tareas”, sino él piensa que  “la metafísica... hecha a perder dos cosas buenas cuando se involucra en las ciencias naturales”.

 La ciencia y la metafísica deben mantenerse algo separadas, él declara, a pesar de que las ciencias, al acumular “una gran cantidad de detalles descriptivos”,  se tropieza con sondeos.

 La variación de la concepción de James de la metafísica y su futuro con otros puntos de vista tradicionales sobre este mismo tema, se discute en el capitulo de METAFISICA. Aquí es relevante observar que James tiene una concepción de la ciencia lo suficientemente amplia para concluir con ambas ciencias naturales y empíricas y a lo que él llama “las ciencias puras o a priori de Clasificación, Lógica y Matemáticas”. Aun en su punto de vista, la metafísica no representa a la filosofía como opuesta a la ciencia, por que se enfoca en ultimar a la realidad o a sus causas. Por ejemplo, él rechaza a la teoría del alma, no por que sabe que es falsa, sino por que piensa  que no tiene lugar “en una psicología que se contiene así misma con leyes verificables” y que todavía esta por “mantenerse positivista y no metafísica”.

 James en Pragmatismo no toma el punto de vista positivista, prevaleciente en el siglo IXX y en nuestros días. Él limita a la ciencia, al igual que excluye a la filosofía del dominio del conocimiento empírico. Al discutir la posibilidad de la libre voluntad, él dice que “La psicología será Psicología y Ciencia, la Ciencia, mas que nunca en el mundo, ya sea que la libre voluntad sea cierta o no. La ciencia, sin embargo, debe ser constantemente recordada que sus propósitos no son solo propósitos, y que el orden de causas uniformes que ha utilizado, y que por ende es correcto postular, pueden ser clasificadas en un orden más amplio, en el cual no tiene atributos del todo”.

 Los autores del siglo XX incluidos en este asunto en una variedad de formas con el problema de distinguir las esferas de la ciencia, la filosofía, y la religión, y también al relacionarlos unas con otros: notablemente Whitehad en La Ciencia y el Mundo Moderno, Plack en su Autobiografía Científica, Russell en Los Problemas de la Filosofía, Webber en su ensayo sobre “La Ciencia como Vocación”, y Heisenberg en La Física y la Filosofía.

 Científicos mas modernos y filósofos que no hacen una distinción entre la ciencia y la filosofía y que atienden cualquier formulación explícita de la doctrina positivista, que en su mayor parte conciben a las ciencias naturales como experimentales en su método, y teniendo sus objetivos en la formulación de leyes generales describiendo y correlacionando a los fenómenos. No todas excluyen a las causas de las consideraciones de las ciencias naturales; tampoco todos, como James estrictamente  deja por fuera explicaciones a favor de las descripciones o de las correlaciones. Además, el casi énfasis universal de los escritores modernos sobre el carácter experimental de las ciencias naturales no significa una identificación universal de la ciencia  con las disciplinas experimentales.

 Las matemáticas, por ejemplo, son usualmente  vistas con una ciencia a pesar  de ser no-experimentales. Para Locke y Hume, al igual que para Descartes, exhiben una cierta característica –la auto-evidencia de principios, la exactitud de sus demostraciones—las cuales hacen valer mas genuinamente el alto nombre de la ciencia al igual que las hipótesis tentativas y probables conclusiones de la física experimental. Otras disciplinas son llamadas “ciencias” en comparación con las matemáticas mas que con la física. Descartes, por ejemplo, parece pensar que la metafísica  ciertamente esta constituida de ciencias como las matemáticas. Locke argumenta  que la demostración de axiomas no esta limitada a las ciencias cuantitativas.  Tanta claridad y certidumbre puede ser obtenida del razonamiento acerca de las materias morales,  la ética no es menos ciencia que las matemáticas.

 Hobbes parece tomar  un similar punto de vista acerca de la política,  a pesar de que debe notarse que en su visión él difiere de Descartes y Locke de Francis Bacon, Hume, y otros, al no diferenciar a las matemáticas de la física con respecto a la necesidad de experimentar con la evidencia. Todas las ciencias están vivas en su ser “las demostraciones de consecuencias de una afirmación con otra”,  sin importar “la diversidad de los temas”.

 “La certidumbre e infalibilidad” señalan que el hombre es un científico en cualquier campo de tema al querer “demostrar la verdad ante todo”.

 Hobbes, además, parece pensar que lo que es verdad en la geometría es verdad en la ciencia, que debe iniciar con la definición. “En la geometría”, él dice, “el hombre inicia sentado el significado de sus palabras; el sentar los significados se le llama definiciones. Sin las definiciones, la ciencia seria imposible, y haría difícil la correcta definición de los nombres”, Hobbes mantiene que “al establecer el primer uso del lenguaje, que es la adquisición de la ciencia; y en el error o falta de definición, recae el primer abuso, del cual proceden todas las declaraciones falsas o sin sentido”.

 Freud expresa un punto de vista opuesto, que es generalmente  más característico de la actitud de los científicos modernos, especialmente de los experimentalistas o de los empíricos en métodos. “La visión es comúnmente defendida”, él escribe, “y las ciencias deben ser construidas bajo conceptos claros y definidos con precisión”. Pero “en los hechos reales, ninguna ciencia, ni siquiera la más exacta, inicia con dichas definiciones. El verdadero inicio de la actividad científica”, Freud mantiene, “consiste mas que en describir al fenómeno y su procedimiento, en clasificar y correlacionarlos. Aun en la etapa de descripción, no es posible evitar aplicar ciertas ideas abstractas al material tratado, ideas derivadas de varias fuentes y ciertamente no del fruto de solo nuevas experiencias. Deben al inicio necesariamente poseer un grado de incertidumbre; puede existir evidencia y no poseer claras limitaciones en su contenido. Mientras que permanezcan en esta condición podemos llegar al entendimiento acerca de su significado por referencias repetidas del material en observación, del cual parece haberse obtenido nuestras ideas abstractas, y que son un hecho para ellos”.

 Los conceptos básicos o definiciones de una ciencia están, según Freud, “en la naturaleza de la invención; a pesar de que”, añade, “todo depende en ser escogidas de manera no arbitraria, pero determinadas por la relación importante que tienen sobre el material empírico... es solo después de estas investigaciones  en el campo en cuestión que somos capaces de simular con una claridad aumentada  el concepto científico que se encuentra por debajo... entonces de hecho, podrá ser tiempo para establecer su definición.  El progreso de la ciencia, sin embargo, demanda una cierta elasticidad aun en estas definiciones”. Esto no puede ser verdad sobre conceptos matemáticos o definiciones, pero, Freud hace notar, que la ciencia de la física ilustra “la manera en que aun esos conceptos básicos que están firmemente establecidos en la forma de definiciones están siendo constantemente alterados en su contenido”.

 Con la excepción de Hobbes, la noción que las conclusiones científicas pueden ser extraídas de las definiciones o pueden ser establecidas sin recurrir a la experimentación, no es usualmente utilizada por los escritores modernos desde mas matemáticas y metafísica hasta la física. Como muestra el capitulo de FISICA, la división básica del estudio de la naturaleza en ciencia filosófica y física se convierte en equivalentes, en los tiempos modernos, la separación de la filosofía de la naturaleza de la ciencia natural experimental se presenta. Debemos regresar presentemente al sentido de “ciencia” en el cual los físicos están asociados con los matemáticos y los metafísicos como una rama de la filosofía teórica o como una de las ciencias especulativas. Todas estas tres disciplinas son pensadas como un procedimiento en el mismo sentido: a través de la demostración de conclusiones partiendo de principios obtenidos por la inducción de la experiencia –experiencia sensorial ordinaria,  no de las experiencias especiales artificialmente contraídas en un laboratorio bajo condiciones experimentales.

 Pero debe ser observado que, en el periodo moderno, aun aquellos autores que usan a la “ciencia” en el sentido externo cuando discuten matemáticas o metafísica, y tratan a la física como diferente. Ellos mantienen que la física debe ser experimental si se quiere considerar científica.

 En proporción en la que la física moderna se hace mas y más un modelo de la ciencia, el significado de la palabra “ciencia” tiende a hacerse reservado al estudio experimental, o por lo menos a la investigación empírica, entonces estas disciplinas no-experimentales, como la metafísica o la ética,  son cuestionadas cuando se llaman así mismas “ciencias”. Otras disciplinas intentan establecerse así mismas como ciencias al imitar a la física. Marx, por ejemplo, al presentar su propio trabajo como ciencia economía, busca explicar como puede ser científica aun sin ser experimental.

 “El físico”, él escribe, “ya sea observa el fenómeno físico donde ocurre en su más típica forma y más libre forma sin molestar a la influencia, o, cuando sea posible, hace experimentos bajo condiciones que aseguran la ocurrencia del fenómeno en su normalidad”. Si el experimento, en el estricto sentido, es imposible económicamente, por lo menos el estudio económico puede ser científico en su esfuerzo para observar al fenómeno “en su más típica forma”.  Inglaterra, Marx piensa, ofrece el más típico ejemplo de “modo capitalista de producción, y las condiciones de producción e intercambio correspondiente a esa forma”. Él, con propósitos de ejemplificar, ha utilizado a Inglaterra “como la ilustración maestra en el desarrollo de sus ideas teóricas”.

 El carácter experimental de la física moderna, ya sea si es llamada ciencia natural o filosofía natural, es discutida en el capitulo de FISICA. La distinción entre la construcción o uso de experimentos  que se relacionen con la experiencia –separado del experimento—ya sea como una fuente o como una prueba de formulaciones científicas, es discutida en el capitulo de EXPERIENCIA,  al igual que en los capítulos de  HIPOTESIS e INDUCCIÓN. Aquí parece ser pertinente notar que ninguna distinción entre la inducción y la deducción, y tampoco la distinción entre la hipótesis y los axiomas, inequivocadamente marcan la línea que separa a la ciencia de la filosofía.

 Aristóteles y Bacon, por ejemplo,  ven a la inducción como la fuente de axiomas en la metafísica o filosofía prima al igual que en la física o la filosofía de la naturaleza.  Ellos pueden tener diferentes teorías acerca de la inducción, pero solo si uno concibe a la inducción como una generalización intuitiva de la experiencia sensorial ordinaria, y  otro haga a la inducción una inferencia de los experimentos, la diferencia entre ellos parece tener una variación en la distinción entre la filosofía y la ciencia.

 Similarmente, la diferencia entre la consideración de los científicos y los filósofos de la hipótesis parece recaer en el  papel que juegan en el razonamiento o discusión, sino más en tener o no tener una relación especial con la experimentación, ya sea para guiarla o para someterla a prueba.

 El experimento, entonces, parece ser la marca que distingue a la ciencia del método; y, por extensión de significado, aun en aquellos temas donde los experimentos en su estricto sentido –en laboratorios, con  aparatos, bajo condiciones controladas—son imposibles, el científico difiere del filosofo en un punto análogo del método. El científico investiga, hace búsquedas, hace observaciones que van mas allá de la experiencia que el hombre ordinario puede encontrar en la vida diaria.

 Parece ser este espíritu en el que Newton abre la Óptica con la declaración “mi propósito en este libro no es explicar las propiedades de la luz a través de la hipótesis, sino proponer y demostrar por medio de la razón y experimentación.

 Con este mismo espíritu Faraday se dice así mismo, “Como experimentalista, me siento conectado con el experimento guiándome a una sucesión de pensamientos que pueden ser justificados; estando satisfecho con el experimento, como análisis, me debe llevar a la verdad estricta si es interpretada correctamente; y creyendo también que esta en su naturaleza más sugestiva de nuevas formas de pensamientos y nuevas condiciones de poderes naturales”.

 Lavoisier se impone así mismo la regla de “nunca formar una conclusión que sea inmediata consecuencia y que necesariamente fluya de la observación y del experimento”. Galileo critica a aquellos que escriben acerca del magnetismo sin recurrir a la experimentación –los filósofos que no son investigadores no adquieren de primera mano la experiencia.

 Aun científicos como Joseph Fourier, que concibe a la teoría física como un tipo de matemática aplicada, dicen que “ningún progreso considerable puede ser hecho si no esta fundamentado en experimentos... el análisis matemático puede deducirse de fenómenos generales y simples y de la expresión de las leyes de la naturaleza; pero la aplicación especial de estas leyes hacia muy complejos efectos demanda una larga serie de observaciones exactas”. Como Fourier, Galileo también combina a las matemáticas y a los experimentos en el estudio de la naturaleza. Pero a pesar de que esta dispuesto a introducir experimentos donde sea necesario para probar a las hipótesis rivales o  a las formulaciones matemáticas alternativas de las leyes del movimiento, él parece expresar una preferencia  por el rigor de las puramente física matemática.

 La concepción de la ciencia como consistente  en rigurosas demostraciones de conclusiones de los axiomas –ya sea en las matemáticas o en otros temas—parecen ser modernas al igual que antiguas. Se puede encontrar en Descartes y Spinoza, en Hobbes y Locke, al igual que en Platón y Aristóteles. 

 Manteniendo que “la ciencia es completamente cierta y evidente conocimiento”, Descartes puede agregar que “han sido solo los matemáticos los que han sido capaces de tener éxito al hacer cualquier demostración, es decir, al producir  razones que son evidentes y precisas”; aun el también desea hacer a la metafísica una ciencia después del modelo de las matemáticas.

 Esta concepción de la ciencia es de alguna manera calificada por Descartes cuando discute el estudio de la naturaleza. Aquí él tiende hacia el experimentalismo. Aquí él dice que “los experimentos... se hacen más necesarios a medida que avanza el conocimiento”. Refiriéndose a los efectos particulares que “puedan ser deducidos de los principios de muchas maneras diferentes”, él piensa que la única forma de vencer a la dificultad  de descubrir los principios en los cuales el efecto depende es, “intentar encontrar experimentos  de  naturaleza en los cuales su resultado no sea el mismo si tuviera que ser explicado por uno de los métodos, como  si fuera explicado por otro”.

 Por otra parte, la concepción de la ciencia como conocimiento fundado en experimentos, o por lo menos en extensas observaciones, parece ser algo antiguo al igual que moderno. Aristóteles critica a sus predecesores en la física donde “sus explicaciones de las observaciones no son consistentes con las mismas observaciones”. La prueba de los principios “en el conocimiento de la naturaleza”, él dice, “es la evidencia innegable de los sentidos al igual que para los hechos”.  Es por esta razón que ve al método de Democritus como científico.

 “La falta de experiencia”, Aristóteles escribe, “disminuye  nuestro poder para tomar un punto de vista comprensible sobre los hechos admitidos.  Existen muchos pasajes donde Aristóteles rechaza una hipótesis astronómica por que no le da crédito a las observaciones, o favorece a una teoría en contra de otras por que por si sola parece encajar en el fenómeno sensible.

 Entonces, también, en su trabajo biológico, hace de la experiencia una prueba para las teorías.  Hablando de la generación de las abejas, por ejemplo, él dice que si algún día conocemos la verdad sobre  este tema, “se debe dar crédito a la observación mas que a las teorías, y solo a las teorías si es que afirma y concuerda con los hechos observados”. Y en su tratado En los Movimientos de los Animales, hace “referencia a particulares en el mundo de los sentidos, y con esta visión buscamos teorías generales, y con esto creemos que las teorías generales pueden armonizar”.

 Pero Aristóteles también define a la ciencia como las demostraciones  de conclusiones universales y necesarias desde los principios auto-evidentes. “El conocimiento científico”, él escribe, “es el juicio sobre las cosas que son universales y necesarias; y las conclusiones de las demostraciones... seguidas de los principios (para el conocimiento científico que involucran a la aprehensión sobre bases racionales)”. El énfasis aquí es el conocimiento de las causas, y en la certidumbre y necesidad de las conclusiones que pueden ser demostradas partiendo de verdades axiomáticas.

 Con este criterio, la metafísica y las matemáticas son, en la concepción de Aristóteles sobre las tres ciencias filosóficas, ejemplos perfectos del conocimiento científico. La física como una filosofía general de la naturaleza es también un conocimiento científico en este sentido; pero la naturaleza particular de las ciencias, como la astronomía o la zoología, son más empíricas que filosóficas en su carácter. Por lo menos involucran mezclas de demostraciones de principios con la verificación de hipótesis a través de la observación.   Si consideramos que son empíricas, están también calificadas  por una incertidumbre y tentatividad en la formulación que no parece estar presente en la concepción de Aristóteles de las ciencias puramente filosóficas.

 Se podría decir que el conocimiento de la naturaleza que depende en la investigación empírica no es estrictamente científica del todo. Locke parece decir esto. 

 Ya sea que el estudio experimental de la naturaleza es un tipo de todo el conocimiento científico (en su objeto, método y el carácter de sus conclusiones) o que, según otra concepción, las disciplinas filosóficas son más perfectas, tal vez solo el único ejemplo de ciencia, parece no haber interrogantes de diferentes valores que se atribuyan a estos dos significados de la ciencia –o, como se empresa actualmente, a la ciencia y la filosofía.

 Las ciencias filosóficas pueden ser ya sea teóricas o practicas según sea su enfoque hacia la sabiduría o a la acción, pero su autonomía debe ser utilizada productivamente. Las ciencias practicas que también han sido vistas tradicionalmente como ramas de la filosofía moral –como la ética, política, y la economía—pueden ser conocimiento puestas en uso en la guía de la conducta individual o en los asuntos de la sociedad, pero separadas de la poesía, que puede dirigir a la producción en la esfera de las artes, ahí no parece haber ninguna ciencia filosófica o rama de la filosofía, que provea la maestría de la materia o algún control sobre la naturaleza. Ninguna tiene aplicación en la esfera de las artes practicas.

 Como se indica en el capitulo de ARTES, CONOCIMIENTO, y FILOSOFIA, Bacon parece tomar una visión contraria. Utilizando la palabra “practico” para referirse a lo productivo mas que a lo moral o civil, él divide a la filosofía de la naturaleza en ramas especulativas y practicas. Él ve a la mecánica como una aplicación de la física a propósitos útiles, y encuentra a su contraparte productiva, a la metafísica, como lo que él llama “magia”.

 La posición de Bacon acerca de la utilidad productiva de la ciencia no seria contraria al tradicional punto de vista, si con la “filosofía de la naturaleza” él quisiera referirse a la ciencia experimental mas que en su sentido filosófico. Su énfasis hacia la experimentación en todas las partes del estudio de la naturaleza sugiere que ese es el caso. El hecho de que posiciona una énfasis por igual en la maquinaria y la invención y poder sobre la naturaleza también siguiere que la tecnología es otra cara de la ciencia  que es experimental en su método.

 Bacon y Descarte parecen ser los primeros en percibir que el conocimiento, que es experimental en sus orígenes, debe ser por su naturaleza capaz de tener aplicaciones tecnológicas. Los instrumentos y aparatos  que Bacon ve como implementos necesarios para la ciencia, sin dejar por fuera a la maquinaria e invenciones  que la ciencia espera producir, representan la misma técnica de operación de la naturaleza. La ciencia experimental parece ser la criatura y creador de la tecnología. Como propone Platon en La República, y proyecta una sociedad que no puede ser cierta a menos que este gobernada por la ciencia de los filósofos, entonces  la Nueva Atlantis de Bacon profesa una civilización con el dominio del experimentalismo y de la tecnología que ha llegado a la realidad presente.

 Es un hecho sorprendente sobre la visión del siglo XX de la ciencia que introduce una consideración estética. En la física contemporánea, Einstein, tanto como todos, es responsable por enfatizar el papel del criterio estético –sencillez, belleza, elegancia—en la formulación de teorías. Cuando, en su trabajo temprano, Einstein encontró a sus teorías  cuestionables por resultados experimentales aparentes los cuales, si ciertos, requerirían de una explicación teórica no estética, él rechaza a los experimentos. Usualmente resultaba que los experimentos eran erróneos y la teoría era correcta. Este criterio es subjetivo, en primera instancia, pero, en su debido curso, el científico acordaba que las teorías eran verdaderamente hermosas.

 Parece ser un hecho profundo acerca de la naturaleza, por lo menos como la percibimos, que las teorías hermosas son también ciertas, basada en los hechos. Este requerimiento de basarse en hechos distingue a la estética científica de la artística. Una hermosa pieza de arte no es, en ningún sentido obvio, la solución a un problema.

 Como lo escribe Heisenberg, “los dos procesos, el de la ciencia y el de las artes, no son muy diferentes. Ambos la ciencia y el arte forman en el curso de los siglos un lenguaje humano con el cual podemos hablar acerca de los más remotos lugares de la realidad, y la serie de conceptos coherentes al igual que los diferentes estilos de artes son diferentes palabras o grupos de palabras en este lenguaje”.